Lo de Soria no es una serie de exabruptos, es su estilo de vida. La democracia no se merece este tipo de hechos, donde directamente un candidato a gobernador no tiene empacho en ofender la investidura de un gobernador, o atacar al periodismo por una pregunta que lo incomoda.
Soria traspasó los límites, debería saber que se vive en democracia mal que le pese.
Un hombre que se precia de querer ganar la gobernación, arremete como si fuera un dictador contra todo aquel que piense distinto.
Mientras tanto, aun se espera que dé respuestas sobre su pasado. Por ejemplo, su desempeño como jefe de la SIDE, o incluso aun más atrás, cuando en su banca de diputado nacional defendía a ultranza las políticas de privatizaciones menemistas que tanto daño le hicieron al país.
Soria debería sincerarse, reflexionar y saber que la sociedad rionegrina no está dispuesta a soportar otra vez la intolerancia, eso quedó en el pasado, al que el candidato del PJ quiere volver.
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